viernes, 13 de marzo de 2015

TERAPIAS COMPLEMENTARIAS

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el término SALUD como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición está vigente desde el año 1946.
La salud, por tanto, no sólo es física, sino también emocional, mental y espiritual.
El origen de la enfermedad es, en la mayoría de casos, emocional. Casi un 98% de las enfermedades físicas son somatizaciones de alteraciones emocionales fundamentalmente, y en menor medida, espirituales.
Hablamos de salud emocional cuando somos capaces de gestionar adecuadamente nuestras emociones, tanto positivas como negativas, de manera que no controlen nuestra vida. En Europa, el fármaco DIAZEPAM, o VALIUM, un ansiolítico, es uno de los medicamentos más consumidos, casi tanto como el paracetamol o el ibuprofeno. Cada vez más buscamos ayuda especializada de psicólogos, cursos de Inteligencia Emocional, u otras disciplinas que nos ayuden a trabajarnos esta parte nuestra. Es fundamental saber distinguir, reconocer nuestras propias emociones y saber cómo canalizarlas. Si no les “hacemos caso”, provocan un bloqueo en nuestro cuerpo.
Para comprender esto acudimos al sistema de meridianos de la Medicina Tradicional China. Los meridianos son un sistema de canales de energía que circulan por nuestro cuerpo, recorriéndolo en toda su amplitud, y que están relacionados con cada uno de nuestros órganos. Así, por ejemplo, para un problema en el corazón, un acupuntor o un digitopuntor, puede trabajarte un punto situado en el brazo, o para un déficit de energía en el riñón, un punto que se encuentre en el tobillo. La Medicina Alopática, la occidental, trabaja sobre  la estructura del órgano y su función. La Medicina Tradicional China sobre la energía que cada órgano y víscera ejercen en nuestro cuerpo.
Hoy en día, la Medicina Alopática reconoce la salud emocional como una parte fundamental y necesaria de la salud integral. Cada vez hay más enfermedades de “origen desconocido”, es decir sin origen estructural, orgánico o analítico, que se atribuyen a una causa psicológica.
Por eso, el tratamiento de cualquier afección debe ser holístico o integral. Todas las terapias son complementarias. Es fundamental el diagnóstico y tratamiento médico, y es también necsario ir al origen de esta afección.
La macrobiótica y la alimentación consciente nos obligan a “escuchar” a nuestro cuerpo y a estar pendientes para saber qué tipo de energía y nutrientes necesita en cada momento, según nuestro estado físico, emocional y mental.
La kinesiología, la hipnosis, el trabajo con nuestro inconsciente y nuestras sensaciones, y las flores de Bach, entre otras, nos ayudan a liberar emociones que se encuentran bloqueadas en nuestro cuerpo (en forma de lumbalgias, dolores en las cervicales, problemas digestivos, problemas del sueño, cansancio, astenia crónica, piedras en el riñón o la vesícula biliar, etc). Asimismo, la acunpuntura, la digitopuntura, el shiatshu, desbloquean aquellos meridianos que se han afectado, y que están provocando molestias y enfermedades.
Estar atentos al tipo de actitudes, pensamientos y de mentalidad que manejamos, nos mantiene en una buena salud mental. Y meditar, practicar Tai Chi, Chi Kung, Yoga, nos ayuda a entrar en contacto con nuestro ser interno, y con nuestros sentimientos, para mantener una buena salud espiritual.

El tratamiento de cualquier enfermedad siempre debe ser integral.

Por Belén Moliner

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